domingo, 4 de diciembre de 2011

Los despertadores se retrasan, y mis ganas de encontrarte se adelantan.

Nos sentamos allí, donde cada avión que pasaba era un deseo más sin cumplir. Yo me quede acomodada en tu hombro. Solo se escuchaba tu risa, mi respiración entrecortada, y el ruido de los coches pasando por la única carretera que había cerca de allí. Esperábamos que alguien hablara, para romper mis miedos de una sola voz. Mi mano tiritaba en tu pierna. Creo que sabía que era la última vez que estaríamos tan cerca, la distancia nos iba a pesar demasiado.

Cambiar el rumbo de tu vida en cuestión de segundos..


Solo me bastó una mirada para darme cuenta, una mirada que giro mi mundo 180 grados… me miró de una forma diferente, vio que dentro de mí, había algo más que una persona borde,  y fría... Sacó mi ternura, mi sonrisa tonta, y me sacó el corazón, porque me lo ha robado.  Me arrepiento de muchas cosas en mi vida, pero no cambiaría por nada del mundo un último amanecer a su lado, mientras el cigarro se consume, y nuestros alientos congelados por el frío, son capaces de dibujar corazones al compás de la respiración y de los latidos, que cada vez son más fuertes cuando te tengo tan cerca de mí. Y ya estoy harta de callarme, de no decirte lo que siento y si de verdad este es el precio que debo de pagar por haber amado, no hay nada en toda mi vida que me haya salido más barato.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Miedos..


El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una, pero aunque se parezcan, los miedos son tan personales y diferentes, como puedan serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla, miedo a que nadie entienda lo que queremos ser... Hay miedos que nos va dejando la conciencia. El miedo a ser culpables de los que les pasa a los demás y también el miedo a lo que NO QUEREMOS SENTIR, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido, como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.. Y hoy he escuchado a un tal punset en la tele, un señor encantador, que decía que la felicidad es la ausencia del miedo.. y entonces me he dado cuenta de que, últimamente, yo ya no tengo miedo.